¿Víctima o verdugo?
Mi siempre admirado Miguel Indurain se pronunció ayer sobre el caso Heras y vino a decir que el reglamento, aunque imperfecto, está ahí y hay que cumplirlo. La verdad es que el positivo de Heras ha significado un nuevo entierro a ese ciclismo de grandes gestas y escapadas a ochenta kilómetros de meta, en una época en que un demarraje a cinco kilómetros de meta es arriesgado porque pueden fallar las fuerzas.
El ciclismo se quiso convertir en el gran luchador contra el dopaje, haciendo muchas más pruebas que ningún otro deporte. Al final, el resultado no ha sido el previsto, ya que el dopping continúa y la mala imagen que ha transmitido ha sido evidente. Lo único que a mí me resulta raro de todas estas cosas es por qué los equipos nunca defienden a sus corredores, al contrario que cuando un futbolista da positivo. La verdad es que huele a pacto de silencio firmado en contratos... "si nos pillan, tú te llevas todas las culpas, que el patrocinador tiene que seguir pagando al equipo y tú, a tu casita a darle a la Cyclostatic".
El año que viene se presenta aún con más incertidumbre todavía: ¿quién sucederá a Armstrong en los Campos Elíseos? ¿quién sustituirá a Heras en la Castellana?